Al principio, molestias, y luego, un dolor continuo, que restringe los movimientos. Estas son las consecuencias de las tendinopatías del manguito rotador, más conocidas como tendinopatías de hombro. La nutrición puede ser de ayuda frente a un problema que suele afectar a la vejez, pero que también puede presentarse en personas predispuestas independientemente de la edad, en particular, en atletas que realizan prácticas como el lanzamiento de jabalina, peso o disco, o en quienes realizan trabajos extenuantes. En general, el uso excesivo de la articulación del hombro y los movimientos incorrectos pueden provocar una tendinopatía inflamatoria y, a largo plazo, degenerativa con pérdida de movilidad y función. Esto no sólo afecta al hombro, sino también a otras articulaciones como la rodilla, la cadera, el codo y el pie (1).
Los síntomas de las tendinopatías de hombro
El dolor se siente durante los movimientos, especialmente al levantar el brazo o rotarlo. A veces, el dolor se manifiesta en reposo o durante la noche. Se hace difícil realizar gestos cotidianos sencillos, como coger objetos, conducir, cocinar o hacer las tareas domésticas habituales. Se trata de un desequilibrio dinámico que afecta a los tejidos del tendón, que están formados principalmente por fibras de colágeno, y que puede preparar el terreno para consecuencias más graves, como la rotura o el desgarro del propio tendón. Los tendones están sometidos a un desgaste, a una tensión continua que puede desencadenar un proceso inflamatorio. En particular, cuando tienen que soportar una sobrecarga funcional continua o con la edad avanzada. Al mismo tiempo, suele haber una pérdida de tono muscular, debido a la reducción del uso de la articulación por el dolor, lo que a su vez aumenta las cargas sobre los tendones que ya no son soportadas por el trabajo muscular (2).
Las medidas a adoptar
Tras el diagnóstico, que también puede detectar la presencia de calcificaciones, una de las sugerencias más frecuentes del médico es el reposo para aliviar el tendón inflamado. Se pueden prescribir antiinflamatorios, analgésicos o infiltraciones de ácido hialurónico y cortisona. A menudo se recomiendan prácticas de fisioterapia y gimnasia adecuadas. Sin embargo, no hay que olvidar que el tejido del tendón y la vaina sinovial que lo rodea, como cualquier tejido vivo, necesitan recibir sus nutrientes, también para poder reparar cualquier daño. La investigación médica ha identificado los micronutrientes esenciales para favorecer la función de los tendones y promover la curación de las lesiones que puedan haberse producido. Veámoslos brevemente, teniendo en cuenta que una buena alimentación es siempre el primer objetivo a cultivar. Algunos tipos de complementos alimenticios son muy útiles.
Nutrientes de ayuda para los tendones
Mientras se siguen explorando los enfoques de las tendinopatías del hombro (3), un primer nutriente a tener en cuenta es el metilsulfonilmetano(4), una molécula compleja biológicamente activa que aporta de forma natural azufre, indispensable para mantener la estructura tridimensional del colágeno que, como hemos dicho, constituye la estructura de los tendones. El propio colágeno también puede tomarse por vía oral en formulaciones especiales y también se recomienda tomar vitamina C (5), útil para la formación de colágeno; esto también es importante para mantener el buen funcionamiento de los cartílagos que componen nuestro cuerpo. No hay que olvidar la contribución de dos moléculas: la glucosamina y el sulfato de condroitina, ambos pertenecientes a la categoría de los glicosaminoglicanos, que desde hace tiempo se ha demostrado en estudios preclínicos que estimulan la síntesis de colágeno y, al mismo tiempo, reducen los procesos inflamatorios en curso (6). Dos aminoácidos esenciales (L-arginina y L-lisina) también pueden contribuir a la curación de las lesiones de los tendones (7).
Extractos de las plantas
En la fitoterapia, se han descrito una serie de principios activos que, según las investigaciones, parecen ser capaces de preservar o incluso reparar los tendones con lesiones. Entre ellos se encuentran los curcuminoides de la Curcuma longa, que tienen un efecto antioxidante y muestran un potencial considerable en las tendinopatías del hombro y otras zonas. O el ácido boswélico, derivado de la Boswellia carteri Birdw, un ingrediente activo en el tratamiento de enfermedades inflamatorias crónicas. O incluso la bromelina, una enzima que se encuentra en el tallo de la piña y que ahora es muy conocida en la fitoterapia: la bromelina se utiliza en algunas situaciones inflamatorias y, sobre todo, parece ser capaz de favorecer la curación de las tendinopatías al estimular la proliferación de los tenocitos, es decir, las células de los tendones que producen colágeno y mantienen un buen funcionamiento fisiológico (6). Por último, pero no menos importante, la Commyphora myrrha, cuyos terpenoides pueden ayudar a controlar los procesos de dolor (7).
