El tendón de Aquiles es una parte fundamental de nuestro cuerpo, responsable del movimiento y la estabilidad del pie. En este artículo, exploraremos su estructura y función, las causas y síntomas de inflamación que pueden afectarlo y, por último, veremos cuál es la mejor forma de controlarlo.
El tendón de Aquiles: estructura y función
El tendón de Aquiles es el tendón más grande y fuerte del cuerpo humano y está situado en la parte posterior de la pierna. Está formado por la fusión de los músculos de la pantorrilla, el gastrocnemio y el sóleo, que se unen para formar un fuerte tendón que conecta con el calcáneo.
La función principal del tendón de Aquiles es transmitir la fuerza generada por los músculos de la pantorrilla al pie, permitiendo el movimiento de flexión plantar. Gracias a este tendón, por tanto, podemos caminar, correr y saltar.
Su estructura fibrosa lo hace resistente a la tensión, pero también puede ser susceptible de inflamarse y lesionarse si se somete a una tensión excesiva o a traumatismos repetidos, por ejemplo, al practicar deporte.
Inflamación del tendón de Aquiles: causas y síntomas
La inflamación del tendón de Aquiles es un trastorno que puede causar dolor, hinchazón y debilidad del propio tendón.
Existen varias causas de inflamación del tendón de Aquiles. Las principales incluyen un esfuerzo físico excesivo, como un entrenamiento intenso o un aumento repentino de la actividad física.
Otras posibles causas son:
- El uso de calzado inadecuado, que no proporciona un apoyo adecuado al pie y al tobillo
- La edad avanzada, ya que el tendón tiende a perder elasticidad con el paso de los años
- El sobrepeso, que puede agravar la inflamación en curso
- La diabetes y otras enfermedades que afectan a la circulación
Los síntomas más comunes de la inflamación del tendón de Aquiles son dolor en la parte posterior de la pierna, justo por encima del talón, y rigidez muscular. En algunos casos, también puede producirse hinchazón y enrojecimiento de la zona afectada.
Es importante consultar a un médico para obtener un diagnóstico correcto y el tratamiento más adecuado.
¿Cómo prevenir la inflamación del tendón de Aquiles?
Para prevenir la inflamación del tendón de Aquiles, conviene tomar algunas medidas de precaución. En primer lugar, conviene evitar someter el tendón a esfuerzos excesivos o movimientos bruscos, especialmente durante la actividad física. Es esencial dedicar tiempo al calentamiento antes del ejercicio, para preparar adecuadamente los músculos y el propio tendón.
Además, es aconsejable llevar un calzado adecuado y bien amortiguado durante la actividad deportiva para reducir el impacto sobre el tendón.
Remedios para el bienestar del tendón de Aquiles
En caso de que se produzca inflamación, pueden usarse ciertos remedios para aliviar los síntomas. Entre ellos se incluyen el uso de compresas frías en la zona afectada, la aplicación de cremas o geles antiinflamatorios y la práctica de ejercicios de estiramiento específicos para relajar el tendón.
Es importante contrarrestar la cronicidad del trastorno y evitar la rotura del tendón. No sólo eso, es igualmente importante cuidar regularmente de la salud de todos los tendones y articulaciones de nuestro cuerpo. Éstos, en efecto, necesitan sustancias que los mantengan bien nutridos y no inflamados, para que puedan desempeñar su función lo mejor posible y nos permitan movernos correctamente.
La naturaleza es rica en sustancias que pueden ayudar con sus propiedades. Además, hay estudios clínicos que demuestran que el aporte de suplementos orales que contengan extractos botánicos de dichas sustancias puede ser un valioso apoyo.
Por ejemplo: el resveratrol (presente en diversos vegetales como la vid, la zarzamora y el cacao), la bromelina (derivada de la piña), la Boswellia, la mirra, los curcuminoides (presentes en la cúrcuma), etc. Estas sustancias tienen una acción en el apoyo de la función articular.
Otros son también verdaderos nutrientes para los tendones: el colágeno (que constituye el 95-99% de la estructura del tendón), la condroitina, la glucosamina, la lisina, la vitamina C y la arginina.
Estos valiosos elementos están presentes en algunos suplementos, que pueden utilizarse para enriquecer la dieta y contribuir al bienestar de los tendones.